viernes, 16 de octubre de 2009

La Playa





Aquella mañana me desperté empapada en sudor, había sido una noche tremendamente calurosa y a pesar de dormir desnuda, el calor había empapado mi cuerpo en sudor, por lo que decidí que me acercaría a la playa aquella misma mañana.

Al llegar a ella descubrí que apenas había gente, ¡¡¡claro!!! Era un día laborable y la mayoría de las personas estarían ocupadas en su puesto de trabajo.

Me deslice por la arena hasta un rinconcito entre unas palmeras y una piedras de gran volumen, un poco apartada de la vista de los curiosos, y allí me dispuse a colocar la toalla en la arena y a despojarme de mi ropa y la parte de arriba de mi bikini para sentir los rayos del sol; Antes de tumbarme pensé en refrescarme en el agua del mar y hacia allí me dirigí, sintiendo la arena caliente bajo mis pies.
Apenas éramos 20 personas en la playa, algunos se bañaban y otros tomaban el sol. Girando la mirada y un poco más apartado había un tipo, alto, delgado pero fibroso, de pelo rubio y muy dorado por los rayos del sol, estaba sentado sobre su toalla leyendo un libro, yo gire mi cabeza de nuevo y me adentre en el agua salada y fresquita, uhmmm que sensación sentir el agua en todo mi cuerpo desnudo.

Chapotee durante largo rato y después salí del agua y regrese a mi lugar apartado, según iba acercándome al sitio vi que había alguien muy cerca de mi toalla, y cual fue mi sorpresa al descubrir que era el tipo que había visto antes de entrar al agua. Estaba tomando el sol tendido en la arena, con su bañador ajustado que me dejo apreciar claramente su perfecta anatomía más intima, esto creo en mí un fuego interno que me altero profundamente, mis pezones se endurecieron al intuir el gran falo que guardaba aquel bañador azul eléctrico.

Yo, intentado disimular me tumbe en mi toalla y cerré los ojos.
Al cabo de un rato note que en parte de mi cuerpo ya no sentía los rayos del sol y abrí los ojos, él estaba de pie junto a mí y me preguntaba mi nombre, me incorpore y le salude amistosamente.
Hola soy Isabel y tú como te llamas? Pregunte.
Ricardo, me dijo con una sonrisa en sus carnosos labios.
Te estaba observando mientras te bañabas y no he podido resistir venir a conocerte, eres de por aquí?
Si, vivo, no muy lejos de aquí y tu?
Yo también, me gusta venir a la playa a diario ya que los fines de semana esto se pone hasta arriba.
Me puedo sentar contigo?
Si claro, no me importa, le dije.
El extendió su toalla al lado de la mía y se tumbo en ella; continuo hablando mientras yo observaba sus ojos azules, su perfecta nariz y ese hoyuelo tan perfecto que adornaba su rostro en la barbilla como poniendo un punto y final a tan perfecto rostro…

El comenzó a hablar de lo que le gustaba el mar, yo me quede ensimismada escuchándole, al cabo de un rato me pregunto si a mi me gustaba también el mar, yo asentí con la cabeza sin poder articular palabra y entonces el se acerco un poco más hasta que se aproximo a mi oído y me dijo…
La verdad es que me gustas mucho más tú, te he observado caminar hacia el agua y no he podido resistir venir a conocerte.
Mis sentidos se activaron y se estremecieron a la vez, y como en un susurro, y con dificultad, por la vergüenza, le dije... La verdad es que yo también me había fijado en ti…
El me sonrió y acerco su rostro al mío, despacio, y depositó un beso en mis labios, yo cerré los ojos y me deje llevar por el momento.
Siguió besándome mientras me acariciaba los hombros y bajo hasta mis pechos que aún estaban húmedos por el baño marino, fuimos tumbándonos poco a poco sobre la arena, el encima de mí, y yo empecé a acariciar su espalda con la yema de mis dedos.
Y comenzó a besarme por todo mi cuerpo desnudo, mi piel se estremecía con el roce de sus labios, bajo por mis pechos rozándolos suavemente con su lengua y mis pezones se endurecieron en un instante, yo acariciaba su cuerpo despacio y entonces metí mi mano dentro de su bañador ajustado, sentí como su falo se endurecía entre mis dedos.
El, entonces, saco su pene por la entrepierna del bañador y aparto mi tanga con sumo cuidado y fue entonces cuando yo abrí despacio mis piernas y deje que su miembro rozara mi clítoris, un escalofrío subió por mi cuerpo que me hizo abrir más las piernas esperando que me penetrara en ese momento, el me envistió con un movimiento de sus caderas y yo le sentí entrar…. Uhmmmm, el placer invadió mi cuerpo y apreté mis caderas contra las suyas y comenzamos a movernos en un compas perfecto de placer y sensaciones, mientras el besaba mi boca con ardor comiéndome los labios, succionando mi lengua bajando por mi cuello y besándolo una y otra vez, uhmmm
Seguimos así durante un rato hasta que sentí como su cuerpo temblaba pegado al mío y supe que se estaba corriendo dentro de mi, mi excitación subió y sentí que mi vulva también comenzaba a temblar y entonces nos llego el clímax total y temblamos casi a la vez….
El se quedo tendido sobre mi cuerpo y continuo besándome un rato más.

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