domingo, 20 de marzo de 2011

Voy a escribirte la historia de mi cuerpo entre tus manos...


Voy a escribirte la historia de mi cuerpo entre tus manos, de su ternura lenta que descifra mis jeroglíficos, que me desenreda sin esfuerzo, alisándome como una sabana recién planchada. Mis dedos llenos del deseo de tocar las estrellas. Me siento caliente de lágrimas, de abrazos, de sangre, de protestas. Me siento contento con tu recuerdo que está lleno de mí, lleno de mi sudor, mi saliva, del olor de mi piel.

Te siento cantando, caminando, llevándome entre las manos; y siento tu mirada luminosa, transparente, su música, atravesando mis ojos con su color de tierra, de noche estrellada, de mar de cosas lindas, y eres mi amor, mi sabana, mi cama, mi almohada, mi cuaderno, mi pluma, eres tan real como estas ganas que tengo de reírme por sentirte tan cerca, por tenerte, por no tenerte, por haberte tenido, por hoy, por mañana por todos los días.

Hoy que no he visto el día más que a través de tu ausencia, uso el derecho que me has dado a la alegría, y olvido la palabra, para encontrar nuestra propia manera de entendernos. Y siento que me voy a morir de pensarte y quererte. Esgrimo oraciones como bandadas de aves, para traerte entera hasta mí, así, tal como eres, como yo te quiero, aún desde mi niebla, con todas tus queridas palabras, tus rabias, tus silencios inquietantes, la dulzura de tu mundo, en el que yo quiero estar presente, tus ganas de vivir, a dentelladas, tu ilusión de niña en víspera de fiesta, tu escondida tristeza, tu amor hacia todo, tu nobleza, tu querer y tu cuidar, tu miedo, y tantas cosas que el áspero papel no sabe recoger. Por eso en las mañanas, bebo toda la luz de mis pulmones, abro todas las puertas, pinto amarillas las risas de la casa, doy vueltas y vueltas, y salgo a tocarte a escribirte, a decir que no, que no hay cauce que arranque tu nombre de esta piel de tus días largos, y ya no recuerdo discursos contra mis débiles brazos, si los siento guardando la dimensión exacta de tu sueño abandonado, la transparencia de tus manos, tus suaves palabras en un papel, la sensación de dulzura en las mañanas.

Íntimamente conociendo que lo del uno es del otro cuando dos se pertenecen. Sin decir nada. Y mi cuerpo desde siempre parece haberte querido, haberte estado esperando. Y el próximo invierno, ya no se llevará lo que fuimos, porque cada vez despiertas acurrucada en mi espalda. Y ya no soy del agua.

Ya no me queda más que soñar. Ya has sosegado mi corazón, y has sacudido mis terremotos, ya he muerto de morirme, ya he salido del laberinto; cuando acaricio los rizos de tu pelo, y me besas, y me tatúas de ruiseñores. Y me desperté al fin, y quise imaginarme que podría simplemente dejarme ir hacia ti. Pensé llegar de pronto, aparecerme, olvidar el ‚ tecleteo de la oficina, el teléfono, el tiempo, y estar mirándote‚estar mirándote como si nada en el mundo fuera más importante.

Hay días en que los brazos se me cargan de flores y mi piel huele a hierbas penetrantes, y busco prendas con tu aroma, que te traigan, y me descalzo, y me despeino, y pienso que todo esto es de locos, y me gusta. Entonces te nombro.
Voy a escribirte la historia de mi cuerpo entre tus manos.

2 comentarios:

  1. Felcidades por tu Blog relatos muy Sexy y a la vez muy bonitos

    Saludos de Cobra

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  2. He de decir, que ultimamente no escribo nada, pero tambien he de decir que saber que soy leida y que encima mis relatos gustan, me hace plantearme, una vez más, cojer el teclado y comprobar si de verdad he perdido la inspiración.
    Gracias a ti y a todos los que me leen por estar ahi.

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